Traicionando a quien más se lo merece

lunes, 10 de septiembre de 2007

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Es triste ver morir un blog. Hasta ahora, para mí, era muy triste entrar a un blog y verlo muerto, ver todas sus entradas ya desiertas, como una estela en la mar, con todas sus circunvoluciones, sus turbulencias, sin barco alguno en su final. Estelas congeladas sin barcos. ¿Qué fue de él?¿Se hundió? ¿Murió? ¿Se fue a otro mar en otro universo paralelo donde ahora es feliz? Para mí era muy triste entrar a un blog y ver que había muerto.

Ayer maté mi blog. Tras cuatro años ininterrumpidos de mantener una bitácora de mi hundimiento personal, cerré las puertas con deshonor y tristeza. Publiqué una carta oficial de rendición. De claudicación total y absoluta.

No sé si fue o no un error, pero debo convivir con ellos. Hace diez años me vi inmerso en una crisis personal. En aquel momento mis sueños se me escapaban de entre las manos, llevaba mucho tiempo incapaz de seguirlos, y decidí soltar lastre y perseguirlos. Fueron momentos muy duros. Ahora, diez años después, de nuevo mis sueños se escapan, ululando burlones, mientras me dejan feos cadáveres de sueños que no eran tales. Esta vez he decidido dejarlos escapar.

Voy a vivir sin sueños, sin ilusiones.

Soltar lastre ahora no es tan fácil como entonces. O sí, sólo que soy más cobarde. O simplemente las heridas que abriría serían mortales, y no sólo para mí. Por tanto, la mejor opción es acabar con mi vida personal, dejar que la mente tome las riendas y seguir caminando, sin sombra y sin espejo.

Es muy duro para un soñador impenitente abandonar toda esperanza, pero la persecución de mis sueños me estaba desgarrando, a mí y a quien me quería, y tenía que poner coto a tales desmanes. Ya no es tiempo de arrancar lo plantado. Ese tiempo pasó. Debe de ser el tiempo de madurar.

Mi otro blog se cerró, con una declaración oficial de renuncia a toda ilusión, a todo sueño, a toda esperanza. Con un compromiso a ser feliz a la común usanza de los mortales banales que conforman esta sociedad feliz e ignorante. A no soñar nunca más. Esa es la forma de salvar a los que me rodean: condenándome.

No pedí ayuda, nunca la he pedido, pero tampoco nadie se dio cuenta de que me hundía y trataba de mantener el tipo mientras todo se venía abajo dentro de mí; de que me iba vaciando poco a poco hasta quedarme en los huesos del alma. Nadie acudió a salvarme, quizá porque yo no quise.

Oficialmente he cerrado mi vida personal, la mía íntima que nadie conoce y que me mantenía con vida, con ilusión, con esperanza, con sueños. Oficialmente.

Decía en los estertores de mi blog que había que ser duro para aguantar con la que estaba cayendo, y tres post después me derrumbaba con todo el equipo. Me rendía. Yo, que me jactaba de ser un fiero guerrero del que sólo arrancarían el acero de su mano fría.

O quizá hay que ser todavía más duro para decir que te rindes. Para avergonzarte públicamente, para humillarte, mientras tu fuero interno rebulle y se revuelve en su tumba. Para romper con todo y todos públicamente mientras dentro de ti la determinación de continuar en la lucha sigue viva. Diferente, pero viva.

Cuando maté mi blog maté una parte de mi persona que muchos conocían. Muchos amigos que me querían y apreciaban, y ante los que ahora me humillo públicamente. Ese es el lastre que suelto. Mi humillación como catársis, como expiación de mis pecados, como travesía en el desierto que me impongo para remediar una situación que caía en picado. Pero un guerrero siempre es un guerrero, todavía más en las derrotas.

Este blog es un blog de resistencia, de inconformismo. Es un blog ilegal, subversivo, secreto. Donde todavía defiendo mis sueños y mis ilusiones, malheridas, maltratadas y harapientas. A ojos de amigos y enemigos me he rendido y he abandonado mi cálida trinchera. Pero nadie sabe que estoy agazapado en otra trinchera, fría y húmeda ahora, defendiendo las antiguas posiciones e impidiendo que nadie las tome, por muy vencidas que estén.

"¿Desesperación o locura? -dijo Gandalf-. No desesperación, pues sólo desesperan aquellos que ven el fin más allá de toda duda. Nosotros no. Es sabiduría reconocer la necesidad, cuando todos los otros cursos han sido ya considerados, aunque pueda parecer locura a aquellos que se atan a falsas esperanzas. Bueno, ¡que la locura sea nuestro manto, un velo en los ojos del enemigo! Pues él es muy sagaz y mide las cosas con precisión, según la escala de su propia malicia"

Para despedirme, nunca diré quién fui. Quién soy lo iréis sabiendo por este blog, la nueva persona fugitiva que se refugia aquí. Lo siento por quienes me aprecian, que creerán que me he perdido irremisiblemente, pero es el precio que he decidido pagar. Nunca diré quién fui, y si sospecho que me descubren tendré que huir de nuevo.

Empiezo mi blog en la soledad, la oscuridad, el dolor y el anonimato.

Bienvenidos.

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