Ayer mi aventura empresarial me llevó a un encontronazo con el servicio de (des)atención el cliente de Brother. Tanto que les acabé pidiendo cómo poner una reclamación y me dieron un fax (supongo que conectado directamente al dispensador de papel higiénico de los aseos de la 3ª planta del edificio "Buen Rollito" del complejo Brother). Como tengo que escribirlo y además aquí igual lo lee más gente, mato tres pájaros de un tiro. Ahí va.
"A quien corresponda. Segorbe, 29 de enero de 2007.
Somos un minorista de informática especializado en empresas que hasta ayer estábamos contentos de servir impresoras Brother a nuestros clientes, por la relación calidad-precio. Seguramente era porque no habíamos necesitado llamar a atención al cliente. Resulta curioso que nosotros, distribuidor de sus productos, no tengamos un teléfono de atención al distribuidor o al canal. Nosotros, que nos dedicamos a vender y a hacerle ganar algo de dinero a Brother (poco porque somos pequeños), tengamos que bregar en el servicio de atención al cliente cuando no somos clientes. Que no se entere Microsoft de la ineficiencia de su Atención al cliente: igual se lo compra. Qué ganas de hacer perder tiempo, qué soberbia, qué maltrato y qué presunción de inutilidad para con el cliente, ya no digo con el distribuidor.
Le vendimos una impresora XXXX a un cliente y no le funcionaba. Le dijimos que llamara a Brother, atención al cliente, y dos días después vino hablando pestes del servicio de atención al cliente y diciendo que se la cambiaba o le devolvía el dinero. Gracias, Brother, por enmerdarme el asunto. El distribuidor que me vendió la impresora me dijo que ustedes llevaban el servicio técnico, así que yo, minorista, tuve que llamar a atención al cliente. No sirvió de nada decirle que era minorista, que había probado la impresora por activa y por pasiva antes de llamarles a ustedes. Brother me hacía saltar a la comba delante de mi ordenador con la impresora enchufada y no se hacía cargo de nada si no seguía sus instrucciones al pie de la letra. Todo ello con buena dosis de soberbia y engreimiento. Además, todo eran excusas de mal pagador para decir que la impresora no iba por culpa mía (ya no minorista sino cliente). Al final me cabreé y le dije que se la enviaba, bajo su amenaza de que correría con todos los gastos, y serían muchos, si no estaba estropeada.
Una sensación lamentable que hace que mi modesta empresa se esté planteando seriamente el no distribuir un producto que luego causa problemas al cliente o a nosotros mismos por su ineficiencia.
Ya sé que todo esto a usted le importa poco: es lo que tiene que hacer, si no esto sería un lupanar y además es lo que manda la ISO9000, pero también a mí me importa poco que a usted le importe poco: el cliente soy yo y si estoy descontento me voy a quien me trate mejor.
Que pase usted un buen día. El mío ayer no fue tan bueno.
Traicionando a quien más se lo merece
martes, 29 de enero de 2008
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