Necesito un revolcón que me devuelva la ilusión, no ganar de penalti en el último minuto, sino gozar un poco de tranquilidad. Alejarte en el marcador y tener un respiro, saber durante unos instantes que todo va a salir bien y saborearlo, aunque sea un segundo. Porque en cuanto una batalla acaba comienza otra, sin solución de continuidad, y sólo me queda eso: meter una de tres puntos, que me piten tiro libre adicional y faltando dos segundos en el marcador tener la certeza de que ese partido lo vamos a ganar.
Y aun así, necesito un revolcón que me devuelva la ilusión, van dos veces que lo digo, un alien divino. Hoy los errores pesan, y yo me equivoqué, me equivoqué, me equivoqué.
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