Traicionando a quien más se lo merece

martes, 2 de octubre de 2007

Sin tiempo ni lugar para la melancolía, la tónica de estos días es ir disparando a lo primero que se mueva, ir achicando agua y esperar, relacionado con la esperanza más que con la espera, que todo vuelva a su cauce.

De nuevo hay un par de heridas nuevas en el costado, que ya no duele porque no cabe más dolor, y la resignación de que el mundo es así, imparable e inerte, y de vez en cuando hay que dejarlo que ruede libre, sentarnos un poco a ver qué pasa, descansar.

Pero pronto avistaremos velas en lontananza y habrá de nuevo zafarrancho, que la vida no entiende de descanso ni de merecimientos. Es cuando dices para ti o para los tuyos aquello de no queda sino batirse.

Sigamos escuchando lentamente a Quique González, a Ismael Serrano, y sigamos soñando que se cumplen algunos sueños.

No hay comentarios: