No he podido evitar ver esta mañana a los vecinos de Salamanca en pie de guerra contra su alcalde, por un motivo de impuestos. Dejando aparte que posiblemente sean los mismos que se manifestaron a favor del alcalde en el caso de los archivos, tuyos hasta la muerte, me resulta inconcebible que un alcalde elegido democráticamente por el pueblo, ahora no atienda a sus reclamaciones. Ya no podemos echar a aquellos que hemos elegido. La democracia sólo está cuando a ellos les conviene.
Obvio también que el pueblo, según estos políticos, siempre masa aborregada, inculta y que ni él propiamente sabe lo que es mejor para sí mismo, no puede tomar decisiones. Pero es que este país es una puta mierda por su culpa.
Esta vez no soy yo. Reverte los pone de vuelta y media.
Traicionando a quien más se lo merece
viernes, 28 de diciembre de 2007
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