Lo necesito. Necesito con urgencia una transfusión de esperanza, tanto personal como profesional; una inyección de moral que me permita aguantar unos pocos años en esta travesiá del desierto, que va para 40 años.
Necesito un revolcón que me devuelva la ilusión, no ganar de penalti en el último minuto, sino gozar un poco de tranquilidad. Alejarte en el marcador y tener un respiro, saber durante unos instantes que todo va a salir bien y saborearlo, aunque sea un segundo. Porque en cuanto una batalla acaba comienza otra, sin solución de continuidad, y sólo me queda eso: meter una de tres puntos, que me piten tiro libre adicional y faltando dos segundos en el marcador tener la certeza de que ese partido lo vamos a ganar.
Y aun así, necesito un revolcón que me devuelva la ilusión, van dos veces que lo digo, un alien divino. Hoy los errores pesan, y yo me equivoqué, me equivoqué, me equivoqué.
Traicionando a quien más se lo merece
lunes, 29 de octubre de 2007
viernes, 26 de octubre de 2007
Ráfagas
De vez en cuando repiquetea el plomo cerca, y piensas para tus adentros: "Esa anduvo cerca". La vida sigue disparando y yo hoy, mejor dormido pero igual de cansado por dentro, sigo aguantando el tirón.
Pese a los hipócritas y mierdecillas, doy un paso más todos los días. Cansado hasta el tuétano de mis huesos, con la certeza de que se me acabará la cuerda un día de estos y no he visto ni la quinta parte de lo que ansío, no he vivido mil y una cosas, mil y un cuerpos.
Sigo disparando mientras cada día entierro un sueño más. Y, qué sorpresa, nunca se acaban: ni los disparos ni los muertos.
Pese a los hipócritas y mierdecillas, doy un paso más todos los días. Cansado hasta el tuétano de mis huesos, con la certeza de que se me acabará la cuerda un día de estos y no he visto ni la quinta parte de lo que ansío, no he vivido mil y una cosas, mil y un cuerpos.
Sigo disparando mientras cada día entierro un sueño más. Y, qué sorpresa, nunca se acaban: ni los disparos ni los muertos.
Políticos
Ya lo dijo Reverte: Esa plaga de langosta. No puede evitarse que de vez en cuando caigan cerca de ti y lo hagan cisco todo, como acostumbran. ¿Quién en su sano juicio pondría a cualquiera de sus políticos al frente de su negocio? Si quitamos el nepotismo y las relaciones que pueden tener, cualquier político es lo más inútil y deshonrado que ha parido la sociedad. No te puedes fiar de ellos, y nos están dejando esto hecho un bebedero de patos.
Suecia. Cada vez más convencido de que ahí está mi sitio. Irlanda y Escocia se alejan. Suecia.
Y de las suecas, ni hablemos.
Suecia. Cada vez más convencido de que ahí está mi sitio. Irlanda y Escocia se alejan. Suecia.
Y de las suecas, ni hablemos.
miércoles, 24 de octubre de 2007
Perdón por la tristeza
No sé por qué, pero muchas, demasiadas veces imagino la vida como una guerra, como una trinchera en la que te guareces mientras saltas de colina en colina, de objetivo en objetivo, de puente en puente. Una guerra que nunca acaba y que todos pierden, en la que peleas porque no puedes hacer otra cosa más; nadie te preguntó si querías vela en este entierro.
Lo más que puedes hacer es buscar un refugio desenfilado, léase trinchera, roca, parapeto o tanque, aguantar el tirón y decidir si tomas esotra colina en la ribera o te quedas, en tu cálida trinchera, a verlas venir. Eso es todo lo que podemos hacer en la vida; elegir si nos paramos o decidimos seguir adelante, y aún a veces ni eso.
Yo estoy por ahí, intentando tomar aquella playa, aquella colina, aquel nido de ametralladoras. Buscando una trinchera más cálida, amplia, acogedora y con vistas al bosque y a la montaña. Voy dando saltos y tomando posiciones, a ver si llego al fin. Bonito eufemismo.
Sé de buena tinta que nadie está contento con lo que tiene, y que cuando llegue a esa trinchera soñada soñaré otra y seguiré, o alguien a quien no se la puedo negar necesitará ayuda y acudiremos a socorrerlo, supongo que cagándonos en la madre que nos parió entre dientes, en nuestra amiga mala suerte.
Ahora estoy dirigiéndome, desde hace una par de años, hacia mi nuevo objetivo. Desde que fui consciente que la trinchera donde estaba caería, tarde o temprano, en la más absoluta miseria. Hubo otros que vendieron a compañeros y amigos hace tiempo y se lanzaron a campo abierto y llegaron a buen puerto, llegaron a buen precio. Yo me quedé rezagado, tratando de mantener mi conciencia limpia.
Ahora me acerco al objetivo. Aún lejano e imponente, pero más cerca y menos imponente que la primera vez que lo vislumbré con mis prismáticos. Ahora empiezan a notarse los frutos, pero la ofensiva arrecia.
Es uno de esos momentos en que, tras un tronco, de repente los malos comienzan a salir de todos los lados y tú disparas y disparas y nunca se acaban y te olvidas de los que cayeron porque no hay tiempo, porque siguen y siguen y todo está mal muerto y no haces más que cargar y disparar y no se ve el fin y no se acaba nunca.
Es un buen momento para desfallecer, para rendirse. Para volver a la anterior trinchera donde podríamos aguantar toda la vida. Aunque eso pensé hace años, y caí con todo el equipo.
Tengo un par de normas para sobrevivir en casos como este. Normas aprendidas en sitios muy curiosos: acequias, campos, soledades, masías... Que hay un fin, que ese fin existe y, sólo por eso, se puede alcanzar. Y que hay que seguir disparando, siempre disparando y luchando. Coger a un enemigo y abatirlo y luego a otro y a otro y no dejar uno vivo antes de empezar con el otro y disparar y disparar. No se puede hacer otra cosa sino pelear sabiendo que tras la montaña de enemigos, por inmensa que ésta sea, está en fin.
Lo más que puedes hacer es buscar un refugio desenfilado, léase trinchera, roca, parapeto o tanque, aguantar el tirón y decidir si tomas esotra colina en la ribera o te quedas, en tu cálida trinchera, a verlas venir. Eso es todo lo que podemos hacer en la vida; elegir si nos paramos o decidimos seguir adelante, y aún a veces ni eso.
Yo estoy por ahí, intentando tomar aquella playa, aquella colina, aquel nido de ametralladoras. Buscando una trinchera más cálida, amplia, acogedora y con vistas al bosque y a la montaña. Voy dando saltos y tomando posiciones, a ver si llego al fin. Bonito eufemismo.
Sé de buena tinta que nadie está contento con lo que tiene, y que cuando llegue a esa trinchera soñada soñaré otra y seguiré, o alguien a quien no se la puedo negar necesitará ayuda y acudiremos a socorrerlo, supongo que cagándonos en la madre que nos parió entre dientes, en nuestra amiga mala suerte.
Ahora estoy dirigiéndome, desde hace una par de años, hacia mi nuevo objetivo. Desde que fui consciente que la trinchera donde estaba caería, tarde o temprano, en la más absoluta miseria. Hubo otros que vendieron a compañeros y amigos hace tiempo y se lanzaron a campo abierto y llegaron a buen puerto, llegaron a buen precio. Yo me quedé rezagado, tratando de mantener mi conciencia limpia.
Ahora me acerco al objetivo. Aún lejano e imponente, pero más cerca y menos imponente que la primera vez que lo vislumbré con mis prismáticos. Ahora empiezan a notarse los frutos, pero la ofensiva arrecia.
Es uno de esos momentos en que, tras un tronco, de repente los malos comienzan a salir de todos los lados y tú disparas y disparas y nunca se acaban y te olvidas de los que cayeron porque no hay tiempo, porque siguen y siguen y todo está mal muerto y no haces más que cargar y disparar y no se ve el fin y no se acaba nunca.
Es un buen momento para desfallecer, para rendirse. Para volver a la anterior trinchera donde podríamos aguantar toda la vida. Aunque eso pensé hace años, y caí con todo el equipo.
Tengo un par de normas para sobrevivir en casos como este. Normas aprendidas en sitios muy curiosos: acequias, campos, soledades, masías... Que hay un fin, que ese fin existe y, sólo por eso, se puede alcanzar. Y que hay que seguir disparando, siempre disparando y luchando. Coger a un enemigo y abatirlo y luego a otro y a otro y no dejar uno vivo antes de empezar con el otro y disparar y disparar. No se puede hacer otra cosa sino pelear sabiendo que tras la montaña de enemigos, por inmensa que ésta sea, está en fin.
viernes, 19 de octubre de 2007
No hay tregua
Lo peor es que en realidad nunca la habido. Si nos olvidamos del bastardo "alto el fuego", otra mala traducción del inglés que nos inunda y que los periodistas incultos que tenemos son incapaces de contener, en esta vida nunca hay descanso para nadie.
O puede ser que esté equivocado; que sí haya descanso, y lo mío sea un error sistemático y persistente en ir más allá, en controlarlo todo, en imponer mi criterio a todo lo que el hábito lame hasta hacerlo satisfactorio. Pero mi disco duro muerto, mis clases de una nueva asignatura nueva y la avalancha con la que la vida llama todos los días a tu puerta por las mañanas hacen que todo sea un poco más difícil.
Sin tiempo para mí, y soñando con tetas... Algo no marcha adecuadamente.
O puede ser que esté equivocado; que sí haya descanso, y lo mío sea un error sistemático y persistente en ir más allá, en controlarlo todo, en imponer mi criterio a todo lo que el hábito lame hasta hacerlo satisfactorio. Pero mi disco duro muerto, mis clases de una nueva asignatura nueva y la avalancha con la que la vida llama todos los días a tu puerta por las mañanas hacen que todo sea un poco más difícil.
Sin tiempo para mí, y soñando con tetas... Algo no marcha adecuadamente.
martes, 16 de octubre de 2007
Francamente...
En estos días han pasado demasiados cosas: me he cambiado de coche, he rascado mi coche nuevo, ha petado mi disco duro del ordenador, he perdido datos, me han cambiado las clases, voy frito a clases, han aprobado la LOU nueva, ...
Lo que no cambian son los capullos: son siempre iguales.
Lo que no cambian son los capullos: son siempre iguales.
miércoles, 10 de octubre de 2007
miércoles, 3 de octubre de 2007
De todos los tamaños y colores
Soy un profesor universitario traicionado por la LOU. De esa forma empezó mi particular travesía en el desierto, mi calvario personal que me azota día a día, a través del tiempo y del espacio.
Desde hace un año, el actual gobierno pretende hacer una ley más racional, que garantice un acceso justo. Creo que es la única forma que tengo de asegurar mi plaza, ya que no tengo padrinos y no creo que me bauticen por mi cara bonita.
La ley no me regala nada; una lástima, porque hay gente que pedía la conversión automática de contratado doctor a TU, lo que era justo según mi punto de vista, pero no le pido más a esta ley. Bueno, sí, quesalga, que slaga de una puta vez.
El maravilloso talante y la negociación está haciendo que esto se eternice, no se aprueba, y llegan elecciones. Si el PSOE pierde, algo que puede pasar perfectamente, ¿qué hará el PP? ¿Seguirá adelante con la ley o dejará todo como está, como ellos lo hicieron (de puta pena)?
Por la gloria de Pete Sampras, que hagan la ley y tenga una oportunidad justa de acceder, estoy harto de que me lluevan las hostias de todos los tamaños y colores.
Desde hace un año, el actual gobierno pretende hacer una ley más racional, que garantice un acceso justo. Creo que es la única forma que tengo de asegurar mi plaza, ya que no tengo padrinos y no creo que me bauticen por mi cara bonita.
La ley no me regala nada; una lástima, porque hay gente que pedía la conversión automática de contratado doctor a TU, lo que era justo según mi punto de vista, pero no le pido más a esta ley. Bueno, sí, quesalga, que slaga de una puta vez.
El maravilloso talante y la negociación está haciendo que esto se eternice, no se aprueba, y llegan elecciones. Si el PSOE pierde, algo que puede pasar perfectamente, ¿qué hará el PP? ¿Seguirá adelante con la ley o dejará todo como está, como ellos lo hicieron (de puta pena)?
Por la gloria de Pete Sampras, que hagan la ley y tenga una oportunidad justa de acceder, estoy harto de que me lluevan las hostias de todos los tamaños y colores.
martes, 2 de octubre de 2007
Sin tiempo ni lugar para la melancolía, la tónica de estos días es ir disparando a lo primero que se mueva, ir achicando agua y esperar, relacionado con la esperanza más que con la espera, que todo vuelva a su cauce.
De nuevo hay un par de heridas nuevas en el costado, que ya no duele porque no cabe más dolor, y la resignación de que el mundo es así, imparable e inerte, y de vez en cuando hay que dejarlo que ruede libre, sentarnos un poco a ver qué pasa, descansar.
Pero pronto avistaremos velas en lontananza y habrá de nuevo zafarrancho, que la vida no entiende de descanso ni de merecimientos. Es cuando dices para ti o para los tuyos aquello de no queda sino batirse.
Sigamos escuchando lentamente a Quique González, a Ismael Serrano, y sigamos soñando que se cumplen algunos sueños.
De nuevo hay un par de heridas nuevas en el costado, que ya no duele porque no cabe más dolor, y la resignación de que el mundo es así, imparable e inerte, y de vez en cuando hay que dejarlo que ruede libre, sentarnos un poco a ver qué pasa, descansar.
Pero pronto avistaremos velas en lontananza y habrá de nuevo zafarrancho, que la vida no entiende de descanso ni de merecimientos. Es cuando dices para ti o para los tuyos aquello de no queda sino batirse.
Sigamos escuchando lentamente a Quique González, a Ismael Serrano, y sigamos soñando que se cumplen algunos sueños.
lunes, 1 de octubre de 2007
Avería y redención
¿Quién no se ha caído a primera hora del día con todo el equipo?
Alguno de mis sueños se ha caído tantas veces, me ha tirado tantas veces al suelo, que a fuerza de golpes tienes que abandonarlo en un rincón, hecho pedazos, antes de que él te lo haga a ti.
A veces ocurre eso. A veces.
Hoy va por Quique González, y su nuevo disco. A ver si un día puedo brindar por mí mismo...
Alguno de mis sueños se ha caído tantas veces, me ha tirado tantas veces al suelo, que a fuerza de golpes tienes que abandonarlo en un rincón, hecho pedazos, antes de que él te lo haga a ti.
A veces ocurre eso. A veces.
Hoy va por Quique González, y su nuevo disco. A ver si un día puedo brindar por mí mismo...
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