Me he enterado por los medios de comunicación laicos de que la iglesia ha añadido nuevos pecados capitales a os que Dante describiera tan bien en su divina. Visto como está el patio cada día al salir de casa, habría que sacar un BOE de pecados cada día. Pero hoy no va por eso.
No estoy de acuerdo con la iglesia, ni en el fondo ni en la forma, pero la defiendo Siempre he defendido que se mantenga firme ante el ímpetu de los tiempos y mantenga unos principios que eran válidos hace 2000 años y que, ahora, es cuestión de fe, convicción o sacrificio.
Así que no me parece bien que cambien sus pecados capitales. Porque claro, si estamos dispuestos a condenar las nuevas lacras de la sociedad, si necesitamos cambiar nuestra definición de mal ya que la sociedad ha cambiado, ¿por qué no cambiar más cosas? ¿el celibato de los curas, los matrimonios del mismo sexo, el sexo antes del matrimonio, los descubrimientos de la ciencia, el papel de la mujer como madre y amantísima esposa, la evolución?
Defendía que la iglesia no cambiara: era cuestión de fe; no me parece correcto adaptarse a los nuevos tiempos según me convenga. Pero doctores tiene la iglesia, sobre todo en eso de heced lo que diga pero no hagáis lo que yo haga.
Cada día esty más cerca de la apostasía.
Por cierto, ahora la riqueza es pecado. Pero no sé si se han mirado al espejo. O recordad lo que se hizo con los jesuitas y los franciscanos y alguno más que no recuerdo, cuando hace 500 años reclamaban humildad, pobreza y sacrificio.
¡Penitenciagite!
(Penitenciagite era el grito de los dulcinitas (religiosos fundamentalistas) cuando mataban al clero rico. Querian vivir la pobreza y hacer que la iglesia la viviera, pero de una manera un poco cruel. PENITENCIAGITE deriva de PENITENTIA AGITE, una exhortacion que puede como “hagan penitencia”)
Traicionando a quien más se lo merece
martes, 11 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario