Hoy, abrumado ante la perspectiva presentada por AJ, me he largado a casa a refugiarme un poco de lo que se avecinaba afuera. No estoy para falta de fe ni para pintar panoramas sombríos, ya me estoy cansando de que esto sea una eterna agonía que sólo es eso: eterna y agonía. Apacentarse de viento.
Así que, lluvia en soledad, me dirigía hacia casa, solo y sin mp3 (¡HIJOS DE PUTAAAA!), y me dio por pensar, por recordar, que casi tengo 40 años.
Estoy en el medio de todo, en el medio de nada. A mitad de mi vida laboral, a mitad de mi vida (con un poco de suerte o no, según se mire). Y no he hecho nada, no estoy ni siquiera en el mismo universo del lugar en donde desaba estar. Que por cierto no sé ni cuál es. En el peor de los casos podría hasta haberme pasado de frenada.
Me queda tiempo, pero ahora ya sólo la mitad. Que luego será la mitad de la mitad y luego la mitad de esto. Como Aquiles y la tortuga.
Lo único bueno que, por ahora, he hecho en esta vida es un sinvergüenza.(ver foto)
No hay comentarios:
Publicar un comentario